¿Por qué es importante que conozcas el temperamento de tu hijo e hija?

Desde pequeñito, tu hijo ¿ha sido un aventurero incansable o es más bien miedoso?
Tu hija ¿suele sonreír con frecuencia o es bastante irritable?

Estas diferencias individuales en los bebés y niños dependen del temperamento con el que nacen. 
El temperamento es nuestra manera de reaccionar a lo que nos rodea.
Es la dimensión biológica e instintiva de la personalidad y tiene una gran influencia sobre la salud, la adaptación e, incluso, sobre el rendimiento académico.

Algunos rasgos del temperamento son:

  • Nivel de actividad e inactividad.
  • Atención y persistencia.
  • Regularidad (ritmos biológicos, rutinas…)
  • Adaptabilidad a los cambios y a lo nuevo.
  • Sensibilidad sensorial.
  • Calidad del humor (alegre, malhumorado, serio).
  • Intensidad de la respuesta……

Los investigadores Thomas y Chess distinguen tres tipos predominantes de temperamento en los niños.
(Hay que tener en cuenta que es una clasificación orientativa y, también, que muchos niños son una mezcla de los diversos grados de estos tres grupos):

  • Fácil- adaptable: es un niño de humor positivo, tranquilo, de ritmos biológicos (comer, dormir,…) regulares, acepta los cambios, reacciona con moderación a los estímulos,…
  • Activo- intenso: muy movido, cabezota, muy sensible a los estímulos, rabietas intensas frente a la frustración, poco atento,…
  • Lento en adaptarse: le gustan las rutinas, puede necesitar más tiempo para adaptarse, suele ser tímido, no muy activo,…

No hay temperamentos buenos o malos. Cada uno tiene sus luces y sus sombras que hay que saber potenciar o contener.
Cada niño presenta desafíos diferentes porque frente al mismo obstáculo puede reaccionar de manera diferente dependiendo de su temperamento.

A pesar de que el temperamento tiene componentes heredados y biológicos, es posible modelarlo dependiendo, entre otras cosas, de tu estilo de crianza y educación.

Tu temperamento y el de tu hijo no tienen porqué ser iguales así que, tal vez debas trabajar en
Equilibrar estas diferencias temperamentales y Adaptar tu estilo de crianza a sus necesidades específicas.

Por ejemplo, los estudios indican que los niños con alta tendencia al miedo, parecen beneficiarse de estilos educativos más permisivos.
En cambio, los niños que son agresivos y difíciles de manejar suelen necesitar más límites y una rutina diaria.  
Si tu hijo es más bien tímido, puedes enseñarle habilidades sociales pero siempre evitando sobreprotegerle o culpabilizarle porque no necesite el nivel de socialización de otros niños.

En definitiva, tener en cuenta, respetar y aceptar el temperamento de tu hijo favorecerá su adaptación al entorno y te evitará muchos conflictos al no forzarle a ir en contra de su predisposición natural

Si buscas información y asesoramiento para saber más sobre estrategias de crianza efectivas, no dejes de leernos. 

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