Dormir, el superpoder de los estudiantes

Suena el despertador y tu hijo se da la vuelta y se vuelve a dormir. 😴
¿Cuántas veces te has quejado de que se va a dormir demasiado tarde y de que no duerme lo suficiente?
La falta de sueño es uno de los problemas más frecuentes en niños y adolescentes.
Sin embargo, dormir es básico para el desarrollo cerebral y emocional de nuestros hijos, y puede estar relacionado con un bajo rendimiento escolar.

Veamos algunas razones por las que es importante dormir bien:

🧠 Estar despierto genera productos tóxicos en nuestro cerebro de los que nos deshacemos ….. durmiendo.
Mientras dormimos, nuestro cerebro realiza funciones esenciales para nuestra supervivencia eliminando, a través del sistema glinfático, esos productos de deshecho que lo saturan.

🧘 Dormir bien afecta a nuestro bienestar y salud. Favorece la toma de decisiones, las habilidades sociales, la empatía y reduce los cambios de humor, la irritabilidad y el estrés. Dormir poco durante mucho tiempo puede ocasionar problemas de salud como dolores de cabeza, irritabilidad, enfermedades cardíacas o diabetes, por ejemplo.

📚 Dormir bien es parte esencial en varios aspectos del proceso de la memoria y del aprendizaje.
Porque durante el sueño, nuestro cerebro crea nuevas conexiones y pone en orden las ideas y conceptos que aprendemos y pensamos.
Borra las partes menos importantes de los recuerdos y fija las áreas de conocimiento que necesitamos o deseamos recordar.
Dormir aumenta nuestra creatividad y, por lo tanto, nuestra capacidad de encontrar soluciones novedosas. En cambio, dormir poco genera estrés. Y se sabe que el estrés está relacionado con la pérdida de memoria y concentración.
Barbara Oakley, especialista en aprendizaje, incluso afirma que si se repite lo que se está aprendiendo justo antes de una siesta o de dormir por la noche, hay una mayor probabilidad de soñar con eso. Y, soñar con lo que se está estudiando puede mejorar sustancialmente la capacidad para entender.

No existe una cantidad exacta de horas de sueño pero, en general, en la etapa escolar los niños necesitan dormir entre 9 y 12 horas y los adolescentes entre 8 y 10 horas.

La falta de sueño es particularmente complicado en los adolescentes.
En esta etapa, se producen cambios en su reloj biológico relacionados con la liberación de la melatonina (una hormona que interviene en el ciclo natural del sueño), que se produce unas dos horas más tarde que en los adultos o los niños pequeños.
Ese retraso en su reloj biológico es el que hace que les cueste tanto irse a dormir a una hora adecuada para ir a clase al día siguiente.
De hecho, no son poco los investigadores que muestran los enormes beneficios que tendría para nuestros hijos empezar las clases más tarde.

Pero como, por ahora, ¡los horarios de clase son los que son!, es necesario establecer una rutina de sueño para rendir a tope al día siguiente y, desde luego…. evitar hacer pruebas o cualquier cosa difícil con sueño, porque sería como intentar pensar ….. con «veneno» en el cerebro.

Ya ves que hay que tomarse el sueño en serio y que, desde luego, dormir no es una pérdida de tiempo.

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