Antes de ti, yo ya existía

Encontrar a alguien a quien querer y que te quiera, siempre es agradable.

Pero para la antropóloga Helen Fisher, al enamorarnos estamos más determinados por nuestra biología de lo que creemos.
A nivel cerebral, se desencadenan una serie de reacciones químicas que pueden provocar una dependencia hacia la persona amada similar a una adicción.
«Una adicción genial cuando la cosa va bien y una adicción horrible cuando la cosa va mal»

Según sus estudios, al enamorarnos se activan las mismas áreas cerebrales que cuando se siente un subidón de cocaína.
Por eso, cuando la recompensa neuroquímica del amor se retira, pasar por una ruptura es como pasar por una desintoxicación.

El amor es diferente para cada persona y nos enamoramos por muy diversas razones.
Por supuesto, no tiene que ser entendido solamente como una serie de reacciones químicas.
Sin embargo, conocer la biología del amor puede ayudarte a comprender un poco mejor lo que siente tu hijo o hija (o tú mismo) cuando se sufre un desengaño amoroso.

Cuando se empieza una relación es habitual que el corazón se acelere en presencia del otro, no dejar de pensar en esa persona, idealizarla, sentir euforia o angustia, volverse posesivos…. e incluso dejarse un poco de lado a uno mismo.

Querer implica un cierto grado de adaptación al otro. Pero puede que, por la necesidad de pertenecer, de querer y ser querido, tu hijo se adapte, se conforme o cambie demasiado y no recuerde que «antes del otro, ya estaba él».

Antes de ti
yo ya existía,
antes de ti
¿no lo sabías?
yo ya cantaba,
yo ya mentía,
yo ya soñaba,
antes de ti
yo ya jugaba,
yo ya reía,
ya suspiraba
si me quitaban
la ilusión,
claro que sí
¿quién lo diría?
antes de ti
ya estaba yo.

Joaquín Sabina

Es evidente que para querer bien, tu hijo, primero, debe quererse a sí mismo y no aceptar cualquier tipo de amor.

Un buen amor NUNCA debe:

Ignorar o menospreciar sus emociones.

No tener en cuenta sus opiniones.

Hacerle sentir inseguro de ningún modo.

Intentar que cambie.

Controlar. 

Una de las cosas que perdemos con un desengaño de cualquier tipo es autoestima.
Por eso, es importante que aprenda a ser consciente de lo que vale y entender que no va a gustarle a todo el mundo… y que no pasa nada.
Y esto es válido, no solamente para el amor romántico sino también para todo tipo de relación (amigos y familiares).

No nacemos con una determinada autoestima. La vamos construyendo con lo que recibimos y con lo que nos falta de aquellos que nos rodean, especialmente durante la infancia.
Es un proceso en el que vamos trabajando día a día.
Pero, lo más importante, es que, al final, esa autoestima no dependa de los otros sino de lo que se da y se dice a sí mismo.

Si se mira en un espejo ¿qué ve tu hijo o tu hija?

  • ¿Qué valor cree que tiene?
  • ¿Confía en sí mismo?
  • ¿Qué imagen tiene de sí mismo?
  • ¿Piensa que tiene que cambiar algo porque no es digno de ser amado?

La respuesta a estas preguntas será lo que determinará su autoestima, su manera de relacionarse con los demás y el modo en que amará y deseará ser amado o amada.

Y tú, ¿ayudas a tu hijo a construir una buena autoestima?

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