Mamá, ¿te gusta mi dibujo? ¿Lo he hecho bien?

Uno de recursos más utilizados por los padres para responder a este tipo de preguntas son las alabanzas o elogios.
Pero, esos «¡Muy bien! ¡Pero qué lista eres! ¡Qué contenta estoy contigo!» que usas, ¿son siempre adecuados?

En realidad, deberías tener cuidado con los elogios EXCESIVOS a tus hijos en varias situaciones, como por ejemplo:

✴️ Cuando fomentan la dependencia de tu hijo o hija hacia tus opiniones y decisiones acerca de lo que está bien y mal, en lugar de favorecer que se sienta capaz y aprenda de sus propios juicios.

✴️ Cuando los utilizas para conseguir que ellos cumplan con algo que tú quieres.
«Si no hago las cosas como quiere mamá / papá, se enfadará conmigo».

✴️ Cuando el elogio no es realista para evitar lastimar a tu hijo y no le posibilita la oportunidad de mejorar.

✴️ Cuando los usas para valorar a tu hijo alabando solo el resultado y buscando la perfección, sin margen para el error.

✴️ Cuando no valoras el proceso y el aprendizaje.

Para José Ramón Gamo, especialista en Psicopedagogía, los niños y niñas que son elogiados por lo listos que son y cuyos logros se asocian únicamente a su fantástica inteligencia suelen tener un menor nivel de resiliencia y afrontamiento adecuado cuando surge un contratiempo que aquellos cuyos logros se asocian al esfuerzo y al compromiso.

Esto no quiere decir, ni mucho menos, que todos los elogios sean malos.
Todos sabemos lo importante que es apoyar y motivar a nuestr@s hij@s y el enorme impacto que tienen nuestras palabras en ellos.

📌 Sin embargo, es importante revisar si tus elogios le ayudan a crecer, a ganar confianza en sí mismo, si respeta su punto de vista o si tu hijo o hija los  busca para llamar tu atención y aprobación.

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