¿Es normal que tu hijo mienta?

Todo el mundo miente, con cierta frecuencia y desde una edad muy temprana.

¿Cuándo empezamos a mentir?

En un experimento realizado con niños de todo el mundo, se les pedía que adivinaran los números de unas tarjetas. Si ganaban el juego, se llevarían un gran premio. Pero en pleno juego, el investigador se inventaba una excusa y salía de la sala, advirtiéndoles que no miraran las tarjetas.
Cuando el investigador volvía les preguntaba si habían mirado.
Descubrieron que, ya a los dos años de edad, alrededor de un 35 – 40 % miró y mintió para conseguir el premio.

Sin embargo, mantener una mentira no resulta tan fácil porque supone cierto esfuerzo y una serie de habilidades cognitivas como pensar y hablar con rapidez, memorizar, planificar, controlar las emociones y, sobre todo, construir la teoría de la mente.

Esta teoría psicológica es la que nos permite, a medida que madura nuestro cerebro, predecir qué están pensando los otros y ponernos en el lugar de la otra persona.
Se adquiere alrededor de los 4 años.

La teoría de la mente se considera una de las capacidades cognitivas más importantes en el desarrollo personal y social de los niños

Como dice el psicólogo Kang Lee:
«Leer la mente es importante para mentir, porque la base de la mentira es que yo sé que tú no sabes lo que yo sé. Por lo tanto, puedo mentirte» 

En este enlace, tienes un test que puedes replicar para comprobar si tu hijo ya tiene desarrollada la teoría de la mente.

¿Es normal que tu hijo o hija mienta?
La mentira es un elemento típico del desarrollo normal.
Ayuda a los niños a imaginar, a desarrollar su cerebro y tiene un importante papel adaptativo en nuestras interacciones sociales.

A medida que mejoran sus habilidades cognitivas, los niños se vuelven mejores mentirosos y, por lo tanto, es más probable que mientan más.
Pero, hay dos edades cruciales en relación a la mentira:

  • Sobre los tres o cuatro años, cuando los niños empiezan a ser capaces de contar deliberadamente una mentira porque es un buen momento para empezar a educar a tu hijo sobre el tema de la mentira y la sinceridad.
  • Durante la adolescencia porque algunas de las investigaciones sugieren que el hecho de mentir llega a su pico durante esta etapa.

Estas mentiras no suelen ser un problema grave.
Sin embargo, si tu hijo o hija miente con frecuencia y durante un largo período, es fundamental:

  • Identificar qué razones y necesidades le impulsan.
  • Establecer consecuencias y enseñarle otras respuestas más adecuadas.

 
¿Qué razones tiene tu hij@ para mentir?
Según la doctora Sophie van der Zee, psicóloga jurídica, mentimos con mucha frecuencia a nuestros conocidos y encabezando esta lista están las madres y padres.
Así que, conocer las razones que puede haber detrás de las mentiras de tu hijo o hija te ayudará a responder mejor.

  • Una de las razones más frecuentes por las que miente tu hijo es para evitar un castigo.
    Ya sea para conseguir algo que no podría conseguir de otra manera (Por ejemplo, para hacer algo que le has prohibido) o para esconder un error (cuando rompe algo).
    En general, los entornos punitivos alientan a más niños a mentir y mejorar sus habilidades para mantener sus mentiras.
  • Evitar una situación que no le gusta («No tengo deberes»).
  • Presumir o exagerar para ganarse la admiración de sus amigos.
  • Llamar tu atención. 
  • Imitar lo que ve.
  • Mantener la intimidad cuando invades su espacio. ¿Adónde fuiste? A ninguna parte. ¿Qué hiciste? Nada. ¿Quién estaba allí? Nadie que conozcas.
  • Evitar la vergüenza por algo que todavía no controla bien (por ejemplo, cuando tu hija se hace pipí en la cama y lo niega). O cuando no se siente capaz o no quiere reconocer que no sabe hacer algo («Sí, que sé»)
  • Para no decepcionarte. ¡Cuidado con las expectativas poco realistas de algunos padres! 
  • Por cortesía o educación.
  • Poner a prueba y retar tu autoridad.
  • Protegerse a él mismo o a otra persona de algún daño o problema. («No sé quién ha sido»).

¿Cuál es nuestra influencia como padres y madres?
Nuestra relación con la verdad y la mentira es bastante ambigua.
En general, enseñamos a nuestros hijos que mentir siempre es malo. Pero al mismo tiempo, les enseñamos a no decir cualquier cosa que se les pase por la cabeza y nos ven decir ciertas mentiras para facilitarnos la vida y relacionarnos con los demás.

Ya hemos visto que hay una gran variedad de razones por las cuales algunos niños mienten más que otros: la  inteligencia, la personalidad, las amistades, la adaptación al entorno o la edad del niño.
Pero sin duda, el modelo paterno y materno tiene una gran influencia sobre ellos.

Solemos sentirnos confusos y decepcionados ante las mentiras de nuestros hijos. Y, a veces, reaccionamos más desde el enfado que desde la razón y comprometemos la posibilidad de reforzar la sinceridad con ellos. 

Para el psicólogo Paul Ekman, «Hay que ofrecer al niño un camino de vuelta al respeto hacia uno mismo, evitar la humillación y la desconexión».
Así que es importante preguntarnos cómo hemos sido y somos como padres.
¿Cuál ha sido nuestro ejemplo? ¿Cómo de comprensivos o impacientes, confiados o suspicaces, justos o duros hemos sido? ¿Saben que nos importa lo que hacen y cómo actúan?.

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